lunes, 7 de abril de 2014

Sabe si alguna vez...

Sabe, si alguna vez tus labios rojos
quema invisible atmósfera abrasada,
que el alma que hablar puede con los ojos,
también puede besar con la mirada.

Oh, Becquer. ¿Qué esconden tus apasionados versos? Parece que en el siglo XIX todos los poetas eran unos apasionados tanto en el arte como en el amor.
En este poema podemos ver claramente un elogio al poder de la mirada de la persona a la que amamos, que no solo es capaz de hablar, sino también de regalarnos un beso. Y es que, ¿hay alguien que necesite más que un pestañeo para saber qué esta pensando esa persona especial? ¿ Y quién no ha sentido alguna vez el desbocado latir de su propio corazón cuando sus ojos se cruzaron fugazmente con los suyos?
Becquer lleva este breve instante a su máximo esplendor, equiparándolo con un beso. Una mirada que parece acercar a dos personas lo suficiente como para que sus labios lleguen a rozarse. Eso es muy cerca, ¿verdad?
La imagen que nos ofrece este poema es muy poderosa, mezclando en una posible sinestesia nuestros sentidos: Vista, con la que percibimos sus labios rojos y su mirada; oído para escuchar su voz a través de sus ojos; y tacto con el que sentimos el adjetivo abrasador (el calor siempre se asocia a la pasión) y el beso.
Personalmente, no conozco otro poema que remarque de una forma tan magistral, el poder y la fuerza que realmente tiene un cruce de miradas.

jueves, 27 de marzo de 2014

Estoy de ti tan lejos

Estoy de ti tan lejos
y anhelo ir hacia ti.
Me oyen solo las estrellas,
que avanzan silenciosas en lo alto.
Y lo que yo te oculto
no puede estar velado
para ellas, pues el alma
en mí contemplan hasta lo más hondo.
Allí leen mis anhelos,
allí esclarece el claro resplandor
el motivo de mis lágrimas,
el motivo de mis penas,
y el deseo, que quisiera
escaparse por los labios.
Me oyen solo las estrellas
que avanzan silenciosas en lo alto.

Creo que no podríamos tener un mejor anfitrión en la primera entrada del blog que a Rainer María Rilke, poeta alemán del siglo XX.
En este poema aparece la tristeza del poeta por estar lejos de aquello que anhela. En esta, su desesperación, sólo lo acompañan las estrellas, que pueden ver el alma del poeta y todos sus sentimientos: tanto los buenos, como los malos.
Estos versos me gustan mucho porque, en cierto modo, todos nos podemos identificar con ellos. Quizás, en una primera lectura hemos podido pensar que el al que se refiere el poeta es la persona amada. Probablemente es así, aunque en realidad en el poema no hay ninguna alusión directa al amor. ¿Por qué debemos entonces suponer que únicamente se refiere a esa mujer especial?
Todo nuestro pensamiento está lleno de deseos. Muchos de ellos son considerados por nosotros mismos como irrealizables. Pero, ¿qué hay de ese momento de nostalgia en el que nos damos cuenta de lo que hemos perdido o de lo que nunca tendremos? En ese momento de tristeza y soledad, ¿quién nos acompaña? Rilke cree que solo los astros del cielo nos entienden. Aquellos seres que únicamente se dedican a observarnos día y noche, aunque nosotros no podamos verlos a la luz del sol.
Lo que más me llama la atención es el último verso. Sí, las estrellas nos miran. Saben lo que pensamos y lo que sentimos. Lo que nos hace reír y llorar. Pero ellas no dicen nada. Avanzan silenciosas en lo alto. Sólo nosotros podemos ayudarnos cuando estos sentimientos empapan nuestra alma. Es posible que la solución resida en perseguir ese sueño que se cree perdido, o en reencontrarse con la persona amada. Pero cuando estamos sumidos en esta melancolía lo único que nos puede salvar son nuestras propias decisiones.

¿Qué es poesía?

Poesía eres tú sería lo más adecuado, ¿verdad? Sin embargo, creo que podríamos dar una mejor definición.

La poesía es, sin duda, un arte. El arte de las palabras. Todo el pensamiento del hombre recogido en pocos versos.

Hay mucha gente que dice que no le gusta la poesía. Que no la entienden. Quizás es cierto que hay algunas obras alegóricas imposibles de comprender. También tenemos como ejemplo Las Soledades de Góngora con su hipérbaton eterno e indescibrable, o el conceptismo de Quevedo y sus palabras desconocidas para la mayoría de nosotros.

Aún así, decir que no nos gusta la poesía es algo realmente imposible. Sería equiparable a decir que no nos gusta la música o la pintura.
La obra poética es tan inabarcable a lo largo de la historia que casi por obligación tiene que haber algún poema que nos llegue al corazón.
Lo que pretendo hacer en este blog es reunir varios poemas y comentarlos, explicando lo que me transmiten. Podeis sentir lo mismo que yo, pero versos idénticos suelen tener significados diferentes para una persona y otra. 
Algunos de estos poemas serán conocidos; quizás otros no tanto. Pero me gustaría que aquí pudieseis encontrar El Poema que deleite vuestra mente y os quite el aliento.